El botón superlativo
Érase una vez un botón. Un botón blanco y nácar, un botón abotonado. Érase una vez un botón con cuatro agujeros. Uno por cada estación del año. Uno por cada esquina de su cama. Uno por cada letra que sabía. Uno por cada dedo que lo abotonaba. Había una vez un botón. Un botón limpio… Sigue leyendo El botón superlativo